Cuando era niño, cuando creía en Santa
Clause, algo que me confundía muchísimo era como él se pudiera comer todos las
galletitas en el mundo y todavía había cabido en el hogar antes de que él
entró. Algunas teorías que tenía eran que el hogar cambiaba, con mágica, para
que el hogar le permitía. Otra teoría era ¿si era tan gordo en su traje rojo,
por qué él dejaba algunas galletitas y un poco de leche en la copa? Me parecía
que él necesitaba hacer espacio para las otras galletitas de los millones de
niños.
Cuando tenía nueve años, durante algún
día en el verano, mi padre me dijo que él era Santa Clause. Primero, no lo
creía porque mi padre no era gordo y no tenía un bigote, además, él debía comer
todas las galletitas. ¡Qué extraño! Pero, La Navidad el próximo año, mis padres
pusieron los regalos debajo el árbol dos o tres días antes de el Día de
Navidad. Me daba cuenta de que mis padres habían escrito Santa Clause en casi
todos los regalos en la misma escritura de mi Madre… era obvio que ahora mi
madre era Santa Clause, ¿No?
Algunos años después, acepté que los dos
de mi padres eran Santa Clause, pero esta comprensión no me intranquilizó mucho
cuando mis padres, cada año, no me da permiso a comer las galletitas que dejamos
para Santa Clause, sólo para que mis padres comieron las cuando mis hermanas y
yo nos acostamos… ¡el injusticia!
Me sentía triste, pero me alegraba porque
¡la culpa de los regalos malos sólo eran mis padres!
(fin).
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